En la era de las redes sociales, es común ver cómo conceptos complejos se reducen a ilustraciones llamativas, memes o titulares hiperbólicos. Esto es particularmente frecuente en el ámbito de los Recursos Humanos, donde temas tan importantes como el liderazgo, la gestión del cambio o la cultura organizacional se presentan a menudo con dibujitos y metáforas simplificadas. Pero, ¿qué implica esta tendencia a la hora de transmitir conocimiento? ¿Estamos realmente ayudando a que las personas comprendan mejor o, por el contrario, estamos dificultando su aprendizaje?
La ilusión de comprensión: el peligro de los conceptos «masticados»
El uso de simplificaciones visuales puede crear una falsa sensación de conocimiento. La «ilusión de comprensión» ocurre cuando alguien cree que entiende un tema solo porque ha visto un gráfico o una representación visual que le resulta familiar. Sin embargo, reconocer un concepto en un dibujo no es lo mismo que comprenderlo realmente. Esta superficialidad en el aprendizaje puede hacer que los empleados crean que dominan ciertos temas, cuando en realidad su conocimiento es limitado o, incluso, incorrecto.
Los riesgos de la desconexión con la realidad
Los conceptos en Recursos Humanos son complejos por naturaleza. Hablar de desarrollo de talento, liderazgo auténtico o gestión del conflicto requiere una comprensión profunda y matizada. Cuando estos temas se reducen a un simple esquema visual, se corre el riesgo de que las personas no logren hacer conexiones significativas con sus experiencias cotidianas o con situaciones prácticas en el trabajo. En otras palabras, se les dificulta aplicar ese conocimiento simplificado a la realidad, lo que limita su utilidad y efectividad.
Aprendizaje superficial: un obstáculo para el conocimiento crítico
Numerosos estudios han demostrado que simplificar en exceso los conceptos lleva a una comprensión incompleta o errónea. Cuando no se fomenta el esfuerzo cognitivo necesario para desentrañar un tema complejo, no se promueve un aprendizaje profundo. Los empleados no desarrollan la capacidad crítica para analizar situaciones, tomar decisiones informadas o adaptarse a entornos cambiantes. Esta superficialidad en el aprendizaje puede ser especialmente problemática en el contexto laboral, donde se espera que las personas sean capaces de resolver problemas complejos y adaptarse rápidamente a nuevas circunstancias.
Tratar a las personas con madurez: la clave para generar confianza
Si queremos poner en valor a los Recursos Humanos y fortalecer su rol estratégico en las organizaciones, es necesario ir más allá de las representaciones simplificadas. Debemos empezar a tratar a las personas con madurez, lo que significa hablarles de forma directa, clara y honesta. Explicar los conceptos tal y como son, con todas sus conexiones y matices, sin simplificaciones excesivas ni dobles sentidos, es la mejor manera de generar confianza y credibilidad.
Las personas son capaces de entender la complejidad si se les da la oportunidad, y al hacerlo, no solo estamos facilitando su aprendizaje, sino también potenciando su capacidad para desarrollar un conocimiento profundo y crítico que les permita enfrentar los retos del entorno laboral actual.

El verdadero valor de los Recursos Humanos
Al final del día, los Recursos Humanos no deberían buscar únicamente «likes» en redes sociales con dibujos llamativos o frases ingeniosas. El objetivo debe ser facilitar el aprendizaje real y profundo, fomentar la reflexión y ayudar a las personas a conectar los conceptos teóricos con la práctica cotidiana. Solo así se podrá poner en valor a esta disciplina, consolidando su papel estratégico en la organización y contribuyendo al desarrollo del talento y la cultura empresarial.
La madurez en la comunicación, la honestidad en la transmisión del conocimiento y el respeto por la capacidad intelectual de las personas son los pilares que deberían guiar nuestra forma de explicar y enseñar los temas de Recursos Humanos. Es hora de dejar de simplificar en exceso y empezar a tratar estos temas con la seriedad y profundidad que merecen.
