Cuando buscamos la eficiencia y el éxito en cualquier proyecto, establecemos una serie de parámetros que guíen nuestras acciones. Y es normal que la agilidad sea uno de ellos, al menos así nos lo han contado, pero el proceso de lanzamiento de MIURA1 por parte de PLD Space y su cancelación a escasos minutos del despegue abre un debate muy interesante que se puede trasladar al mundo del management
Podríamos decir que ante un proyecto de grandes dimensiones nos encontramos con dos enfoques que estarían representados por las expresiones:
«No se hace, hasta que todo esté dentro de parámetros» frente «Se hace, y si algo no está dentro de parámetros, no se hace».
Si analizamos ambas expresiones podemos ver cómo influye en la toma de decisiones.
La primera refleja una mentalidad cautelosa y cuidadosa en la que se establecen parámetros claros antes de emprender cualquier acción. Aquí, la prioridad está en garantizar que todas las variables estén en línea con los estándares deseados antes de proceder. Esto implica un enfoque más metódico y detallado para minimizar los riesgos y maximizar la calidad.
Beneficios de esta expresión: «No se hace, hasta que todo esté dentro de parámetros»
Minimización de errores: Al asegurarnos de que todo esté dentro de parámetros antes de proceder, reducimos la probabilidad de cometer errores significativos.
Mayor control: Establecer parámetros claros nos brinda un mayor control sobre el proceso, ya que podemos monitorear y ajustar cada etapa según sea necesario.
Calidad y excelencia: Al prestar atención a los detalles y asegurarnos de que todo cumpla con los estándares deseados, podemos lograr resultados de alta calidad y alcanzar la excelencia en nuestras acciones.
En cambio, la segunda, se enfoca en la acción inmediata, sin dejar que los parámetros establecidos sean un obstáculo absoluto. Aquí, el objetivo principal es avanzar rápidamente, aceptando que algunos elementos pueden no estar dentro de los parámetros deseados. Se trata de un enfoque más ágil y adaptable, que busca optimizar la velocidad y la flexibilidad en la toma de decisiones.
Beneficios de esta expresión: «Se hace, y si algo no está dentro de parámetros, no se hace».
Agilidad y adaptabilidad: Al hacer las cosas sin esperar a que todo esté perfecto, podemos avanzar rápidamente y adaptarnos a los cambios que puedan surgir en el camino.
Aprendizaje rápido: Al enfrentar situaciones en tiempo real, podemos aprender de los errores y ajustar nuestras acciones en consecuencia, lo que conduce a una mejora continua.
Eficiencia en el tiempo: Esta mentalidad nos permite aprovechar al máximo nuestro tiempo, evitando retrasos innecesarios debido a la obsesión por la perfección.
Mientras que con el primero se minimizan errores, hay un mayor control y se espera una mayor excelencia; con el segundo, se pretende mayor agilidad y alcanzar el objetivo en un menor tiempo.
Como se podía esperar, cada organización, pero también cada sector, establece unos parámetros, pero también una forma de tomar decisiones, una forma que define la cultura organizativa.
Y por supuesto no hay una mejor que otra, ambas tienen sus ventajas y desventajas, y su aplicabilidad depende del contexto y los objetivos específicos de cada proyecto.
La primera expresión se centra en garantizar la calidad y minimizar los errores, a cambio tienes una mayor demora en la ejecución.
La segunda expresión fomenta la agilidad y la adaptabilidad, pero tienes un menor control sobre el proceso y posiblemente a resultados inconsistentes.
Así que ambas tendrían su lugar en el mundo de la toma de decisiones y la ejecución de proyectos. Cada una de ellas representado un enfoque distinto, con sus beneficios y desafíos particulares. Al final, de lo que se trata es de comprender el contexto, los objetivos y las limitaciones de cada situación, y adaptar el enfoque en consecuencia, y este es – quizás – el mayor de los aprendizajes que podemos obtener del procesos de lanzamiento del que – recuerda – será el primer cohete español que se lanzará al espacio.
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Tomás Otero 