Es interesante leer el Beijing Review del 11 de mayo, y ver que sobre su portada establece la misma cuestión sobre la Inteligencia Artificial que otros medios «Una fuerza para el bien o el mal, ¿y quién decide?»

Para contextualizar el interés de China con la Inteligencia Artificial debemos tener presente que en marzo, el motor de búsqueda en línea más grande de China, Baidu, lanzó ERNIE Bot, al que algunos se refieren como la contraparte de ChatGPT en China.
Poco más tarde, en abril, Wang Xiaochuan, fundador y exdirector ejecutivo de Sogou Inc., uno de los principales proveedores de servicios y productos de Internet de China, anunció su nueva empresa Baichuan Intelligence, que aspira a convertirse en OpenAI de China.
Y si llevamos el debate a los expertos locales, Liu Wei, director de Interacción Humano-Máquina y Cognitiva en el Laboratorio de Ingeniería de la Universidad de Correos y Telecomunicaciones de Beijing tiene una opinión muy generalizada al creer que a pesar de las ventajas de la IA (como la gran capacidad de almacenamiento de información y el procesamiento de alta velocidad) sus fallos son obvios, como puede comprobarse al equiparar las matemáticas con la lógica o no comprender – o transmitir – las emociones de las personas.
Hasta aquí, la parte normalizada, pero la realidad en China es que, si analizamos las empresas que producen la tecnología de reconocimiento facial más precisa, las cinco primeras fueron todas empresas chinas, todo esto sin entrar en el poder de TikTok y su influencia en todo el mundo.
Si completamos estas opiniones con la de otros expertos foráneos, como la del profesor de economía de Harvard David Yang, nos damos cuenta que el gran problema es que a todos los gobiernos, y en especial a los gobiernos autocráticos, le gustar predecir los pensamientos y los comportamientos de los ciudadanos.
Esto, que es aplicable a todos los gobiernos, tiene especial sensibilidad en China, porque la combinación de ambos factores, tecnología + gobernantes autocráticos es un problema mayor que no estamos valorando en su justa medida.
Al final, si la IA depende de datos, y estos regímenes recopilan gran cantidad de ellos, las empresas que trabajan con el gobierno tienen una gran ventaja competitiva.
Y el otro gran asunto, relacionado con el anterior, es que la IA es el único sector entre las grandes tecnológicas donde hay desproporcionadamente más compradores que son democracias y autocracias débiles.
Sin duda, un tema de interés al que invito profundizar en el siguiente artículo «Por qué China tiene ventaja sobre la IA, qué nos dicen los antiguos emperadores sobre Xi Jinping» (del original en Inglés «Why China has edge on AI, what ancient emperors tell us about Xi Jinping»), sobre todo porque el debate sobre la IA debe realizarse de manera sistémica, incorporando elementos tecnológicos – como es obvio – pero también sociales, económicos y políticos.
Esta publicación fue originalmente publicada en Linkedin el 12 de mayo y puedes participar en el debate aquí.